En el ámbito de la meditación o yoga mental, la definición de ásana ya nos la ofrece Patanjali en sus Sûtras (aforismos) allá por el siglo III a.C.
Según el sabio, “asana” es un asiento o postura confortable, que puede mantenerse estable durante un tiempo con el mínimo esfuerzo. Esta definición de la época post védica se refiere ásana cómo postura de meditación.
El concepto que entendemos ahora de “ásanas¨” como diferentes posturas para trabajar el cuerpo aparece mucho después unido al desarrollo del Hathayoga a partir del siglo XIV, y hablaremos mas adelante.
El sentido tradicional de la “ásana” para meditar, sería aquella postura que nos permita permanecer estables y cómodos durante un tiempo, con la columna erguida, y con una adecuada actitud física y mental.
Si queréis practicar por vosotros mismos, buscar un lugar dónde no seáis interrumpidos y sentados sobre una silla, o en el suelo con las piernas cruzadas o apoyados sobre las rodillas, o sobre un cojin… atender a vuestro esquema corporal unos instantes y fijando la atención en el cuerpo dejarlo se vaya aquietando poco a poco, sentir el aire que entra al inspirar, y el aire que sale al expirar…sintiendo también vuestra propia presencia de estar, con carga desde el corazón, con emotividad.
Mantenerse en esta posición aparentemente tan simple resulta que no es nada fácil, sobretodo al iniciarse en este tipo de prácticas. Aparecen dificultades para concentrarnos, para aflojar el cuerpo, para poder centrar la atención en nuestro esquema corporal o en la respiración, también aparecen pensamientos, imágenes, corrientes emocionales involuntarios…En fin, todo un paisaje interno al que no estamos acostumbrados ni educados a observar.
Todas estás dificultades que nos pueden llegar a abrumar cuando nos iniciamos o intentamos meditar solos, son muy comunes y se conocen desde muy antiguo. Existen un sinfín de técnicas y sistemas para relajar el cuerpo, entrenar la atención, técnicas de respiración, visualizaciones, técnicas legendarias que nos permiten que ese viaje al interior de uno mismo sea una exploración de autoconocimiento cargada de significados liberadores.
El Hathayoga es la rama del yoga que más se conoce y practica en el mundo occidental. Se trata de un yoga físico cuyo sistema de técnicas psicofísicas tienen como objeto estimular los diferentes sistemas corporales que intervienen en nuestra constitucion como seres humanos. No es una mera gimnástica como en tantas ocasiones se confunde.
Se realiza mediante posturas o figuras (asanas), cierres energéticos (bandhas), gestos psiquicosenergéticos con las manos (mudras), ejercicios respiratorios (pranayama) , técnicas de limpieza interna (kriyas). Prácticas que desbloquean y equilibran la energia psicofisica, el cuerpo y la mente, permitiendo obtener mayor armonia y claridad mental.
Simbolicamente "hathayoga" significa el "yoga de la fuerza"; la unión de la luna (ha) y el sol (tha), que dentro del cuerpo vienen a representar la fuerza vital y la fuerza mental.
El objeto de la práctica del Hatha yoga es unir y equilibrar estas dos fuerzas internas, para así despertar una tercera fuerza que se conoce como Kundalini (energia espiritual)
Los orígenes de esta práctica se remontan a las escuelas tántricas del principio de nuestra era en la India.
El objeto de la práctica en esta época antigua era la purificación de los sistemas psico-físicos antes de iniciar la meditación o yoga mental (raja yoga)
El encadenamiento de posturas de una sesión de Hathayoga sirve para flexibilizar y armonizar el cuerpo.
No se trata de hacer figuras contorsionistas como a veces lo representan. Existen un conjunto de asanas clásicas que son muy simples y fáciles de ejecutar y que permiten desarrollar lo esencial para estimular nuestra energía psicofísica: firmeza, inmovilidad, equilibrio, relajación, respiración, y concentración hacia el centro de uno mismo.
Tener el propósito de querer aprender yoga y meditar es un acto de búsqueda de libertad, pues la práctica de hathayoga y la meditación, es obertura a nuestro propio mundo interno y al mundo externo, haciéndonos sentir a medida que avanzamos más y más libres...más flexibles ante el suceder, y con mayor predisposición para la aceptación de situaciones a las que nuestra vida cotidiana nos vamos llevando. Nos ayuda a cultivar una disposición de "desapego" que no debe entenderse como indiferencia y conformismo, sino como una actitud de aceptación de la relatividad de todos nuestros pensamientos, sentimientos y emociones cuando estamos tomados por el "objeto" ; cuando estamos fuera de nuestro centro, ya sea por reacciones convulsas que nos vienen de las sensaciones, de la imaginación o de la memoria.
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La prácticas de yoga en Barcelona y meditación nos ayuda a mantener posición más abierta ante la vida, ya que nos va permitiendo reconocer que del mismo modo que existe un mundo externo, la vida común de la época que nos toca vivir, también existe un mundo interno, con todos sus paisajes y que está muy relacionado con nuestra propia biografia.